ESFUERZO Y MOTIVACIÓN ANTE EL ESTUDIO

Esfuerzo y motivación ante el estudio


Si no estás dispuesto a esforzarte a diario es mejor que no sigas leyendo. Aunque estas técnicas te pueden ayudar, no son mágicas: sin tu esfuerzo no valen para nada.
Estudia todos los días. No vale decir: hoy no tengo que estudiar porque los profesores no me pusieron tarea. Seguro que tienes esquemas que hacer, repasar temas difíciles, trabajos pendientes, leer libros...


Proponte objetivos a la medida de tus posibilidades. Es mejor tener objetivos sencillos que puedas cumplir que objetivos muy ambiciosos, debemos ir mejorando y corrigiendo nuestros errores poco a poco.


Comprueba el grado de cumplimiento de los objetivos que te marcaste. De esta manera podrás rehacer tus planes en función de los resultados. Aprende de tus errores y aciertos.

¡Trabaja con ENERGÍA y DECISIÓN! No te dejes vencer por las dificultades. Casi siempre podemos más de lo que creemos.


Haz siempre los ejercicios y tareas que te manden. Cuando los se corrigen en clase, presta siempre atención. No los copies de un compañero, te daría una falsa sensación de haber cumplido y de saber.


Debes comprenderlo todo. Para ello, cuando tengas una duda debes, si es en casa: consultar diccionarios, enciclopedias, libro de texto, anotar la duda para preguntarla al profe... y si es en clase: preguntar al profesor y a los compañeros. No deben quedar dudas.


Cuida siempre: ortografía, letra y expresión. La ortografía se puede mejorar fijándose en las palabras, haciendo dictados, consultando las reglas ortográficas... (y si en una situación de urgencia tienes dudas, usa un sinónimo). La letra se mejora esforzándote siempre que escribas y haciendo caligrafía. Y la expresión se puede mejorar pensando las frases completas antes de escribirlas y leerlas también después para ver si tienen sentido. Pide consejo a tus profesores.